Pueblo Belén - SALTO

Pueblo Belén en Salto - UruguayPocos de los que vacacionan en Termas del Arapey saben que a solo 30 minutos hay un tesoro escondido. Belén, es un antiguo pueblo rural a orillas de un enorme lago. Merodean el lugar las historias de los charrúas y guaraníes, de soldados españoles y portugueses, la voz de Artigas, y el ruido del agua cuando la represa inundó al pueblo.

Descubrir sus antiguas casas, sus chacras, sus murales, y la centenaria Iglesia de la mano de un guía local, andar a caballo con un baqueano por la orilla del lago, navegar para ver el pueblo y la naturaleza desde el río, acampar y probar un exquisito asado rodeado de monte nativo, comer tortas fritas y tomar mate viendo a los caballos correr en una auténtica “cuadrera”, ver las artesanías locales, son algunas de las actividades que regala el lugar.

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Belén ¿Pionero en dar el grito de emancipación?

Aunque no forma parte de la historia oficial, existe una teoría según la cual el primer grito de emancipación de la Banda Oriental fue dada en la localidad salteña de Belén. Una de sus principales exponentes, es la docente e historiadora salteña, Ofelia Pliegas, que discrepa con la identificación del “Grito de Asencio” – o la Admirable Alarma – como el hecho inaugural de las primeras acciones revolucionarias contra las autoridades realistas españolas de Montevideo. En un intenso trabajo de investigación, Pliega reunió diversa documentación que pone en tela de juicio la versión más extendida acerca de los primeros destellos emancipadores.

Así por ejemplo, a modo de fundamentación, la historiadora cita la obra “Historia de Belgrano”, del argentino Bartolomé Mitre, que en su página 411 dice lo siguiente: “Al mismo tiempo que el armamento naval de la Junta era deshecho en las aguas del Paraná, una parte de la campaña de la Banda Oriental se incorporaba espontáneamente, levantando la bandera de la Revolución…La miserable población de Belén fue la primera en dar el grito de insurrección, inspirada por su Jefe Militar Teniente de Milicias Don Francisco Reduello”. Según Pliega, no es de extrañar el olvido de esta versión de la historia ya que cuando inicia la Revolución de Mayo, Belén tenía apenas nueve años de existencia desde su fundación en 1801. “Lógicamente debemos ubicarnos en tiempo y espacio para lograr comprender el aislamiento de estas lejanas tierras casi despobladas y apenas tenidas en cuenta desde su fundación y de la Creación del Cuerpo de Blandengues en la época virreinal”, explicaba en declaraciones al diario El Pueblo.

Las mil y una vidas de Belén

Adentrarse en la historia de este pueblo, es una forma acertada de entender el carisma de sus pobladores. Todo comenzó en 1800 cuando el Virrey Avilés se dispuso a detener el avance indígena y portugués y ofreció tierras a personas que no contaban con bienes. El poblado original se estableció junto a la desembocadura del arroyo Yacuy, bajo la protección de Nuestra Sra. Santísima de Belén, que daría nombre al lugar. El poblado debió resurgir varias veces de las cenizas, ya que fue quemado, refundado y vuelto a quemar por indígenas primero y por porteños después. Bien adentrado el siglo XX, la historia, como ensañada, le tenía reservado un nuevo reto para probar su capacidad de resiliencia.

En 1973 la represa de Salto Grande, literalmente lo partió a la mitad. El agua fue peor que el fuego. Sin embargo,una vez más, Belén estaba destinada a renacer y en la década de 1990, con el auge de la fábrica de El Espinillar, llegó a ser una comunidad próspera de más de cinco mil habitantes. El Espinillar también se fue y hoy el pueblo tiene cerca de 1.800 habitantes que viven mayoritariamente de la naranja, el arándano, las termas del Arapey y los caballos de carrera. En los últimos años, varios pobladores también encontraron en el turismo una fuente de ingresos complementaria.

Fuente MINTUR

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